Estudio del Arte: Bioenergía en Época de COVID-19

Abstract

Los combustibles fósiles, como son, el petróleo, el gas natural y el carbón, cada vez van en decrecimiento de cantidad para satisfacer la demanda energética mundial. La implementación de energías alternas y limpias como son la solar, eólica, hidráulica, geotérmica y la bioenergía, son la clave para satisfacer el consumo necesario para continuar con las actividades sociales, económicas y ambientales a las que el mundo se ha acostumbrado(Escamilla-Alvarado, Poggi-Varaldo, & Ponce-Noyola, 2017; Hernandez, Jaeger, & Samperio, 2017).Dado este acontecimiento nos podemos plantear la posibilidad de contribuir a la reducción de emisiones generadas por los combustibles fósiles que utilizamos diariamente, a través del aprovechamiento sustentable e implementación de bioenergía. Las ventajas de la bioenergía residen en que son más económicas que los combustibles tradicionales y sobre todo el impacto ambiental es considerablemente menor ya que reducen las emisiones GEI, sin mencionar que estas pueden llegar a satisfacer el 15% de la demanda energética mundial y son completamente renovables. Una rama de la bioenergía se dedica a los biocombustibles, los cuales se obtienen a partir de materia orgánica, ya sea de material lignocelulósico, microalgas o biomasa; y pueden ser transformados a biogás, bioetanol o biodiesel (Espana-Gamboa, Dominguez-Maldonado, Tapia-Tussell, Chale-Canul, & Alzate-Gaviria, 2018; Park, Ansley, Mirik, & Maindrault, 2012). México es un país que tiene mucho potencial para poder producir este tipo de combustibles y si tenemos en cuenta la crisis que está generando la pandemia por la que el mundo está atravesando, la opción más viable para satisfacer las necesidades energéticas actuales es comenzar con la implementación de la bioenergía (Aleman-Nava et al., 2015). Para darnos una idea del potencial de las energías limpias, México tenía 22 millones de kilovatios (kW) de capacidad instalada total de energía renovable a 2018, predominantemente en capacidad hidroeléctrica, eólica y solar. En 2012, México promulgó una ley de cambio climático que estableció que para el 2024 se prevé que el 35% de la generación eléctrica se suministre a través de energías limpias, meta que aumentará al 43% para el 2030(Aguero-Rodriguez, Tepetla-Montes, & Torres-Beristain, 2015; Ruiz, Martinez, & Vermerris, 2016).